Languidecía la tarde… entre los edificios de la ciudad encantada el sol se iba escondiendo…
Un joven esbozaba una sonrisa, pero no había risas en el ambiente, era una sonrisa de alivio…la fría brisa le daba en la cara produciendo una sensación de aturdimiento y lucidez al mismo tiempo.
Sin entender como, apareció en una plaza, de la cual salían tres calles…las tres calles eran cuadros pintados que representaban el mismo paisaje, una calle ancha rodeada de edificios…pero solo eran cuadros… parecían puestos allí con la intención de impedir la salida de la plaza si no era por el camino de ida…
Un señor mayor se acerco al joven y pidió q le diera la mano, ‘salúdame decía’ y el joven se fijo en los cuadros haciendo caso omiso, aunque el señor se puso a jurar en hebreo…
El joven se dio la vuelta y mirando fijamente admiró la belleza del lugar, en ese momento se sintió diferente, no se puede decir que estuviera a gusto, que se sintiera bien pero no podía dejar de mirarlo, ni los improperios soltados por el señor le sacaban de su ensimismamiento. De repente, el señor se dirigió hacia él con gesto tosco y mirada furtiva, pero el joven no reaccionaba, estaba hechizado por la peculiaridad de la plaza…
El señor pasó sin rozarle y se unió a un grupo de personas que hasta entonces habían pasado desapercibidas para sus ojos.
Una mujer con un pelo precioso, rubio con tirabuzones, con buena presencia se dirigió al joven:
-te unes al grupo¿?
*Donde vais?¿
-solo paseamos…
*me gusta pasear pero sin pensar…
solo admirando la majestuosidad de por donde me muevo. Sin rumbo, sin elegir las calles, son las calles las que me eligieron hace tiempo. Ahora no se donde estoy, que era esa plaza o donde estaba ese lago que ahora contemplo
-que no la hayas visto antes no quiere decir que no haya estado aquí siempre…te ha molestado ese hombre¿?
*no, pero era extraño. Parecía…
-loco?¿…y quien no lo está, es que tu has venido de visita al psiquiátrico?¿ ya somos demasiados aquí y llegará el día en que seamos mas y tendremos q meter a los normales aquí
*pero si esto es maravilloso
-y que haremos cuando los locos seamos mas que los cuerdos...quien será el loco¿?
Esta frase resonó en la cabeza del joven resultándole familiarmente conocida…
Entonces un profundo dolor en su pie izquierdo le hizo despertar…había olvidado todo pero la palabra loco retumbaba aún en su cabeza
estremecedor
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